¿Qué pasa en tu organismo cuando dejas de fumar?

Autor: Randy Alexander
Fecha De Creación: 2 Abril 2021
Fecha De Actualización: 15 Mayo 2024
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¿Qué pasa en tu organismo cuando dejas de fumar? - Artículos
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Contenido

introducción

El fumar representa un factor de riesgo asociado a diversas enfermedades. Se cree que una de cada cinco muertes de hombres y una de cada diez muertes de mujeres está asociada al humo. A pesar de ello, estudios apuntan que el tabaquismo sigue ganando espacio en los países de ingreso medio y bajo, como la mayoría de los latinoamericanos. Aunque el cigarrillo trae consigo numerosos riesgos a la salud, abandonar ese hábito a tiempo puede evitar la aparición de muchas enfermedades y aún hacer que la expectativa de vida del individuo sea igual a la que él habría si nunca hubiera fumado.


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20 minutos

El cigarrillo contiene sustancias tóxicas que actúan sobre el tejido endotelial, aquel que recubre venas y arterias. Estas toxinas disminuyen el poder que tienen que dilatarse, aumentando la presión arterial y acelerando el proceso de acumulación de grasa y otros compuestos dentro de las arterias. Fumar de uno a cuatro cigarrillos al día aumenta el riesgo de muerte por patología cardiovascular. Sólo 20 minutos después de dejar de fumar la presión arterial disminuye al valor anterior a la primera tragada, y la temperatura de las manos y de los pies se normaliza.

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Ocho horas

La quema del cigarrillo produce monóxido de carbono, una sustancia tóxica capaz de causar daños irreversibles al organismo. El efecto dañino provocado por ese gas se debe a su capacidad de disminuir los niveles de oxígeno presente en los tejidos corporales. El oxígeno es transportado a todo el cuerpo a través de los glóbulos rojos en una molécula llamada de hemoglobina. El monóxido de carbono tiene 240 veces más afinidad con la hemoglobina que el propio oxígeno: si una persona fuma, será más propensa a desarrollar disfunción pulmonar y problemas relacionados con la falta de oxígeno. Ocho horas después de dejar de fumar, los niveles sanguíneos de monóxido de carbono disminuyen.


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24 horas

Fumar aumenta considerablemente los riesgos de muerte por cardiopatía isquémica o infarto cardíaco. Se estima que el 29% de las muertes por problemas cardíacos están relacionadas con el hábito de fumar. Los fumadores pasivos, es decir, aquellas personas que inspiran el humo del tabaco incluso sin fumar, presentan un 25 a 30% más riesgo de sufrir una enfermedad coronaria. Si se exponen a la inspiración de 20 cigarrillos al día, algo común cuando se vive con los fumadores, este riesgo aumenta a casi aproximadamente el 60%. 24 horas después de dejar de fumar, el riesgo de infarto de miocardio comienza a disminuir.

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Dos a tres meses

El cigarrillo estimula la aterogénesis, que aumenta la probabilidad de que un trombo (coágulo móvil) sea generado y, aún, de que un accidente cerebrovascular (AVC), una falla renal o un infarto cardíaco se desarrollen. El humo del cigarrillo anticipa en diez años la probabilidad de desarrollar una trombosis en las arterias coronarias, si se compara con los no fumadores. Si los trombos se producen en las venas de las piernas, es muy probable que lleguen a los pulmones, causando riesgo de muerte. En los primeros tres meses, cuando se deja de fumar definitivamente, la circulación mejora y la función pulmonar aumenta en hasta un 30%.


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Nueve meses

El humo del cigarrillo en las vías respiratorias produce inflamación y destrucción celular, además de aumentar lo que se conoce como "estrés oxidativo". Por otro lado, la capacidad de reparación alveolar queda disminuida, lo que hace que aparezcan con mayor frecuencia patologías respiratorias como asma, bronquitis crónica y cáncer de pulmón, entre otras. Durante los nueve primeros meses después de que se deja de fumar, se reduce la frecuencia de tos, la congestión nasal, la fatiga y la disnea, o dificultad para respirar. Además, algunas de las células pulmonares recuperan su función normal, principalmente aquellas encargadas de limpiar el sistema respiratorio.

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Un año

El hábito de fumar causa daños al corazón de diversas formas. La frecuencia cardíaca aumenta, la dilatación de las arterias se reduce, la presión arterial sube, la frecuencia de espasmos en las arterias del corazón aumenta, el endotelio cardíaco es dañado y aún aumentan la coagulación dentro de las arterias y el nivel de colesterol. El humo también interfiere en el funcionamiento de los medicamentos que tratan el corazón en pacientes con enfermedades cardíacas. Un año después de dejar de fumar, el riesgo de sufrir un ataque al corazón se reduce a la mitad.

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Cinco años

El riesgo de tener un accidente cerebrovascular (AVC) disminuye cinco años después de abandonar el humo. Las plaquetas son las células de la sangre encargadas de formar coágulos cuando el organismo se lastima, y ​​si estos coágulos se desprenden y obstruyen las arterias cerebrales, es posible que se desarrolle un AVC. Se dice que fumar dos cigarrillos aumenta la función de las plaquetas en aproximadamente 100 veces y, por lo tanto, no es raro que los fumadores vengan a la muerte debido a infartos cerebrales o, aún, que queden con secuelas.

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Diez años

El cigarrillo contiene más de 4.000 sustancias químicas, muchas de ellas cancerígenas, entre las cuales el alquitrán es una de las más dañinas. Estas sustancias causan diversos tipos de cáncer. Se cree que el cigarrillo está asociado a más de 16 variedades de la enfermedad. Diez años después de abandonar el hábito de fumar, el riesgo de muerte por cáncer de pulmón se reduce a la mitad en comparación con un fumador. También disminuye el riesgo de cáncer de boca, de vejiga, de garganta, de esófago, de páncreas y de riñones.

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15 años

Después de 15 años sin fumar, el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular es igual a una persona no fumadora. Esto es inversamente proporcional a la edad en que se abandonó el hábito, o sea, el grupo con mayores beneficios será el de las personas que dejaron de fumar definitivamente aún jóvenes y que no presenten signos de enfermedad en el momento del abandono.

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Cómo dejar de fumar

Hay varias terapias para quien quiere dejar de fumar. Hace algún tiempo, la Universidad Adventista de Loma Linda, en Estados Unidos, junto a otros establecimientos educativos, desarrollaron un plan para dejar el humo en cinco días. Existen también terapias farmacológicas, como la bupropión y la sustitución nicotínica, que va desde adhesivos cutáneos hasta chicles que contienen nicotina. Para algunas personas, una combinación de los dos métodos es suficiente, pero otras quizás necesiten recurrir a algunas o todas las herramientas disponibles. Consulte a su médico para obtener más información.